Me escondí entre las rocas y me dediqué a disfrutar del espectáculo sexual que estaba teniendo lugar enfrente de mis narices a muy pocos metros de donde yo estaba. Estaba viendo a dos chicos y una chica dándose el lote en plena playa y al aire libre. Sus cuerpos se retorcían de placer mientras ella estaba siendo penetrada por los dos hombres al mismo tiempo. Mientras uno le daba duro por delante, el otro le petaba el culo sin parar. Ella estaba extasiada de placer y se notaba que estaba disfrutando como una perra. Yo por mi parte decidí permanecer a la sombra y asegurarme este puesto de honor para disfrutar así de la escena libremente y en toda su plenitud.
De repente caí en la cuenta que tenía mi teléfono móvil en el bolsillo, y que sería una buena idea inmortalizar ese momento en forma de vídeo erótico. Sin dudarlo dos veces, cogí el móvil y empecé a grabar toda la situación. Era una auténtica maravilla ver como ellos se lo estaban montando a lo grande y sin pensar siquiera que alguien les podía estar espiando, y mucho menos que les pudieran estar grabando. Registré para la posteridad y con todo lujo de detalles cada movimiento que llevaban a cabo, y si ya era excitante y sensual la situación de por sí, más sería después ver el vídeo siempre que quisiera y masturbarme sin contemplación.
De repente parece ser que los tres decidieron bajar las altas temperaturas que invadían sus cuerpos dándose un bañito en la playa. Se acercaron a la orilla, pero antes de sumergirse en sus aguas, se tumbaron en la zona y continuaron follando sin parar. Esta vez cambiaron las posiciones: mientras uno se follaba a la chica por el coño, el otro se la follaba por la boca. Ella parecía una mujer insaciable que nunca tenía suficiente ración de polla en su cuerpo. Por eso mismo, con esta nueva postura podía recibir placer por cada extremo de su cuerpo. Se les veía entregados a más no poder en la vorágine sexual que estaban protagonizando. De vez en cuando, alguna ola bañaba sus cuerpos y los refrescaba mientras ellos seguían a lo suyo.
De repente, el chico que se la estaba metiendo hasta el fondo del coño se corrió dentro de él. Me pude dar cuenta porque parte de la lefa salió al exterior a borbotones y mojó los labios vaginales de la chica. Sin embargo, como el otro chico no había terminado, ella siguió comiéndole la polla sin parar. Se le veía totalmente entregada a su tarea, por lo que era de esperar que él tampoco tardara mucho en correrse. Justo entonces, todo un lefazo le cayó a la chica en la cara. Mientras, el chico golpeó con su polla la boca de ella y se la ofrecía para que siguiera chupando y tragando.
Ahora era el turno de estimular debidamente a la chica, así que ninguno de los dos dudó en ningún momento a la hora de tocar su coñito y masturbarla al mismo tiempo. Cada vez le metían los dedos más a fondo, hasta que era obvio que ella estaba alcanzando un orgasmo la mar de placentero. Todo su cuerpo vibraba mientras ellos le masturbaban y lamían los pezones al mismo tiempo. Tras aquel furor sexual, permanecieron unos minutos en la orilla hasta recobrar el aliento y reponerse de tanta pasión disfrutada.